El problema
radica cuando comenzamos a desconfiar de todo y principalmente de la voluntad
de Dios y entonces la felicidad se nos va yendo poco a poco. Es entonces que
comenzamos a buscar la felicidad en otras cosas y un de repente ya ni siquiera
sabemos que queremos. Lo que peor es que nos sentimos insatisfechos e infelices
de no encontrar la felicidad. Tal vez no amargados totalmente pero sin
felicidad plena de manera que buscamos cualquier cosa para suplir esa felicidad
que nos falta.
Ciertamente
Dios es bueno y muy bueno. Cuando probamos de las delicias de su bondad entonces
vemos su mano sobre nuestra vida y comenzamos a ser felices verdaderamente. El
grado de felicidad dependerá del nivel de confianza que podamos tener en Dios y
su hijo Jesús. La clave de la felicidad esta en la absoluta confianza en Dios.
Pastor
Israel Hernández
“La Casa de
Dios” Ministerio Hispano de Christ Church
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